Robinson conoce a la mujer del cuadro (Joan Bennett) y se toman un trago, lo que
conduce a que ambos finalmente se vayan juntos a casa de ella. Ella, muy
femme fatale, lleva un tocado y fuma en boquilla. Sus copas están sobre
posavasos de plata. Cócteles exquisitos.
En la casa de la misteriosa mujer, abren botellas de champán a modo de celebración. Ella le enseña otros bocetos que le han hecho. Momentos después la tragedia se desata. La segunda botella no será abierta. Se acaba la fiesta.
Muy interesante ver, casi al final de la película, cómo la mujer prepara un whisky con soda a un tipejo del que se quiere deshacer. Vemos cómo prepara las medidas de whisky y las echa en cada vaso (unos vasos grandes y altos) y luego comparte la soda de una botella. Al final, añade los hielos.
Con spoilers. Robinson toma jerez mientras lee un libro al inicio de la película. Conoce a la mujer del cuadro, y en casa de ésta mata con unas tijeras a un tipo que entra forcejeando con él y abofeteándola a ella. Deciden tirar el cuerpo en un bosque, pero cometen varios errores. Uno de los propios amigos de Robinson está al tanto de la investigación y la comparte con él. El muerto resulta ser un empresario poderoso al que le habían puesto un guardaespaldas. Este tipejo le sigue y lo vio todo, así que chantajea a la mujer. Después de llevarse dinero de ella y un reloj con las iniciales del muerto, la policía le dispara y lo mata. La policía cree que el asesino es el guardaespaldas. Mientras, Robinson, cansado de huir y con el peso del remordimiento, se suicida bebiendo una medicina. Ella le llama para avisarle, pero ya es demasiado tarde, Robinson muere. Sin embargo, y aquí llega lo bueno, vemos como el camarero despierta a Robinson, que se quedó dormido y nunca salió de la biblioteca donde leía. Todo lo que hemos visto fue un sueño. Cuando sale a la calle y se encuentra con una mujer, sale huyendo...